Desde joven quise hacer lo correcto lo humana y socialmente correcto "una niña buena"; decidí seguir las pautas sociales y generar mi vida en torno a logros académicos, y familiares. Inicie mi carrera de psicología y realice terapias conjuntas durante varios años que me invitaban a sanar traumas. Traumas que mi alma las conocía pero yo no podía verlas.
Inicie un viaje, porque ser joven y no haber viajado por el mundo sería un fracaso más, seguí cada pauta, asumí un papel de relegar mi vida y mis decisiones a otras personas. Y me perdí; me perdí tan fuerte internamente que sólo me quedò la oscuridad, quizás la oscuridad que varios terapeutas vieron en sesiones y me invitan a verla. Como soy una niña obediente y domesticada, acepte este nuevo rol, ¿por qué quejarme?, ¿por qué decidir hablar?, si adjudicarse cargas ajenas, responsabilidades y culpas de otros, me era más fácil.
Pero como todos lo dicen nada dura para siempre y suena un cliché. Me pasó a mí, la luz llegó un día, sin esperar llegó a través de la espiritualidad. No como todos la conocemos, no hablo de religión, ni Dios, sino de conectarse a tu Divinidad interna, o como se denomina en psicología Amor propio. Nuevas herramientas llegaron a mí para limpiar mi mente códigos sagrados de agesta y
ho´oponopono, entre otras.
Te invito a que me permitas cambiar tù vida, como yo lo hice.
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